Nos encontramos ya en la costa oeste del Mar Rojo, en la isla de Gobul, a la que llegamos tras un par de horas de navegación desde el arrecife de Sha’ab Ali. Esta isla ha sido tradicionalmente otra de las trampas que muchos barcos han encontrado en su ruta por el Mar Rojo. En el costa occidental de esta pequeña isla yace uno de los más increíbles y hasta hace poco desconocidos pecios de la conocida como Ruta Norte del Mar Rojo, es el Rosalie Muller.
Construido el año 1910 en los astilleros Braclay&Curle fue bautizado inicialmente como Francis. En 1931 tras ser adquirido por una compañía escandinava pasó a llamarse Rosalie Moller. Durante años realizó rutas comerciales n el mar de la China hasta que en 1938 fue requisado por la marina y utilizado para misiones de abastecimiento. Igual que le sucediera al Thistlegorm fue enviado en 1941 hacia la zona de Alejandría vía el cabo de Buena Esperanza. El Rosalie M. llegó aprincipios de octubre de 1941 a la isla de Gobul donde fondeo a la espera de nuevas ordenes. El 8 de octubre, 2 días después del hundimiento del Thistlegorm, el buque fue hundido en similares circunstancias tras el bombardeo de aviones alemanes Henkel III. Su hundimiento fue muy rápido y 2 hombres perdieron la vida. El barco fue buceado por primer vez tras años de búsqueda en 1993.
El R. M. yace prácticamente intacto sobre un fondo de fango de 48 m. Se encuentra en una zona protegida con muy poca corriente donde las aguas suelen ser algo turbias. La colonización coralina es escasa, sin embargo una enorme cantidad de peces habita en el barco. En la mayoría de rincones protegidos encontramos enormes y compactos grupos de glass fish entre los que se esconden numerosos grupos de peces león. La vida pelágica es también abundante y no está de más echar de vez una mirada al azul donde los grandes carángidos envisten a los bancos de peces.
Las inmersiones en este pecio pueden ser tan complicadas como nosotros queramos. Un paseo por la cubierta (aprox. 25 m) merece la pena y no entraña dificultad. Llegar hasta la hélice implica alcanzar los 45-47 m y a veces la visibilidad es reducida. Para los que quieran entrar en el interior del pecio, es necesario hacerlo con precaución, incluso instalar un hilo guía pues hay mucho sedimento. En algunas estancias como la cocina aún se encuentran perfectamente visibles muchos utensilios. La Proa es también interesante por la espectacular vista que recuerda a la del Titanic y por las enormes anclas aún sujetas.
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